Desde muy pequeño me ha atraído mucho las dos ruedas. Recuerdo ir corriendo a ver los velocímetros analógicos de las motos aparcadas en las calles para ver cuanto marcaban, era fascinante.
Empecé con las bicis, a finales de los 90´s. Mi familia y yo nos mudamos a Tafira Alta y al no tener mucho que hacer, coger la bicicleta se convirtió en una gran opción, además tenía la oportunidad de hacerlo con mi hermano gemelo Petro.

He pasado por muchas modalidades: trial, carretera, xc, enduro, incluso llegué a probar el DH y ahora por supuesto con el gravel también.
Mi hermano y yo hemos tenido gustos y aficiones muy parecidas, con las motos no podía ser de otra manera. A los 15 años, aún no sé como, pudimos convencer a nuestros padres para tener moto, una licencia – La mítica y gran Beta Ark – aquello fue como una llave a un mundo de libertad. Fue una gran época, íbamos hasta Anfi de Mar por la carretera vieja.

Así fue como conocí a Jorge Toledo. Teníamos amigos en común pero la pasión por las dos ruedas y las ganas de disfrutar reforzaron nuestro vínculo.

Como era de esperar subimos de cilindradas pronto y rápido, pasando por las naked y las Racing. Un mundo muy divertido, potente y adictivo. No tardamos mucho en darnos cuenta de que solo era cuestión de tiempo que pasara algo grave y paramos.

A finales de Agosto del 2017, mi hermano y yo nos hicimos con dos Africas Twin CRF 1000 L y a quién llamamos para que nos aconsejara? A Jorgito por supuesto.
Él nos presentó a Edu Wesley y casi sin quererlo se forjó algo muy bonito que seguimos disfrutando con una gran sonrisa.

Desde el prisma las dos ruedas el mundo se ve más bonito y más interesante, ¿por qué dejar de hacerlo? Lo mejor está por venir.
