Vivimos en un mundo hiper conectado y tecnológico, completamente pegados a los teléfonos móviles y sus notificaciones. Y lo peor de todo, ahora hasta los ciclocomputadores o auriculares se encargan de que no nos perdamos ni una sola de la notificaciones, mensajes, llamadas e historias que nos mandan. Y al final, el único momento en el que deberíamos estar disfrutando de la bicicleta y naturaleza, seguimos conectados al mundo virtual.