Desde hace un tiempo, el mercado de las bicicletas ha impulsado la fibra de carbono como “el material más noble” para fabricar un cuadro de bicicleta. Por algunas características como su rigidez, facilidad de amoldar la bicicleta hacia formas que nunca antes podríamos haber conseguido con tubos de acero, aluminio o titanio. Y por qué no decirlo, “su exclusividad”.
La industria lleva 20 años apostando por la fibra de carbono
La decisión de desarrollar más bicicletas y componentes con este material puede no haber sido, en muchos casos, por mejorar las características de sus monturas. Ya sabes que me gusta ver el aspecto de negocio de las cosas, en este caso, de las decisiones tomadas. Creo que hay dos tipos de marcas. Las innovadoras, que suelen ser pocas por el hecho de necesitar muchos recursos al I+D para hacer mejoras relevantes en un mercado con bastantes años de desarrollo. Y en segundo lugar, vemos muchas otras marcas que van siguiendo las tendencias.
En los años 00’s empezamos a ver cómo algunas marcas punteras empezaron a tontear con los cuadros de Termoplástico o carbono. Parecían de otro planeta, presumían de tener incluso “suspensión” por la flexión del material en algunos puntos. Eran las bicis más caras y espectaculares. Todos los ojos estaban puestos en ellas.
En esos momentos, las marcas de bicicletas se veían prácticamente “obligadas” a desarrollar y fabricar bicicletas con este material. Incluso si eran mucho más pesadas, tenían que “subirse al carro” de la fibra de carbono. Si no tenías un cuadro de carbono en tus tope de gama, estabas “fuera de mercado”.
Es como la necesidad actual de tener una e-Bike en tu catálogo. Es una tendencia y las marcas que quieran ser rentables “tienen que estar ahí”.
Cuando el aluminio era un standard
Años atrás del comienzo del boom del carbono, las bicicletas “tope de gama” estaban fabricadas con aluminio. Nos sabíamos incluso los distintos códigos de aluminios para detectar la calidad del cuadro, del mismo modo que el nombre de los fabricantes de las tuberías. En aquella época, los más puristas se resistían a pasar al aluminio, y continuaban amando sus bicis de acero. Aceros de distintas calidades, de los que también nos aprendíamos sus números y nombres. Columbus max, Reynolds, Easton… ¿Te acuerdas?
Había incluso algunos que tenían presupuestos para bicis de titanio. ¡Era un sueño! Una bici para toda la vida…
Pero llegó el carbono con esas formas líquidas, que parecía que venían del futuro. ¿Cómo resistirse?
El cambio en las manos del marketing
Una vez más, el marketing iba a liderar el cambio. Las marcas empezaban a apostar por estas bicicletas tan espectaculares y futuristas. Muchas veces no daban la talla. Por peso, resistencia…Veíamos que se tardó mucho tiempo en ver carbono en los cuadros de descenso de manera masiva. También vimos, y seguimos viendo, que en muchos casos los cuadros “mega-tope de gama último modelo” apenas igualan cuadros de aluminio de gama media. Y eso que todo el esfuerzo se centra en “hacer valer” esa tope de gama de carbono.
Pero como siempre, la manera de vendernos lo que quieran vendernos, es la clave de todo. Obviamente los mejores riders del mundo, ya fuera de XC, descenso o carretera, llevaban los últimos modelos de carbono. El escaparate perfecto. La asociación perfecta. La bici campeona del mundo era de carbono. El top 10 lleva carbono. “obviamente, las bicis de carbono son las mejores“, y yo, quiero lo mejor (Debimos pensar muchos, inconscientemente a lo largo de estos años). Voilá, Ahora solo queda seguir apostando por este material sin mirar atrás.
Se relegaron las bicicletas de aluminio a las gamas medias en la mayoría de las marcas. Y con la digna excepción de algunas marcas con principios muy marcados, que siguieron apostando sin pensar en vender masivamente por el acero, aluminio o titanio. Casi más por hobby, prácticamente. Puristas del sector que hoy en día están cobrando mucha relevancia.
El sector está cambiando, el carbono ya no es lo más deseado
Resulta que con tanta demanda por bicicletas de carbono, se ha especializado tanto el sector, que ahora no es tan difícil hacer una bicicleta con este material. Llegando incluso a existir cuadros de carbono que se venden como “marcas blancas” en Taiwan. El coste de desarrollo y producción de cuadros con estos materiales y técnicas, ha conseguido llevar a la gama media este tipo de bicicletas. Por lo que el factor exclusividad se está perdiendo.
No nos engañemos, todavía las marcas más top sacan sus máximos exponentes en carbono. Por ahora.
Nuevas iniciativas sin la competición en mente
Como hemos hablado anteriormente en los contenidos de Chela Clo, cada vez somos más los riders de la comunidad ciclista que no estamos motivados por motivos competitivos. Lo cual significa que el peso o características técnicas destinadas al rendimiento, empiezan a importarnos menos.
La sostenibilidad de la fabricación y reciclaje de los cuadros de carbono es baja. Y actualmente hay una tendencia hacia la sostenibilidad muy fuerte. Hasta tal punto que marcas como TREK han hecho estudios relacionados para empezar a aminorar el impacto. Son muchos los riders que están comprando bicis de aluminio o acero porque no necesitan tope de gama. Y porque quieren aminorar el impacto de sus compras respecto al medio ambiente.
Existen marcas como POLE, Surly, All City Cycles, Commençal y muchas más que se me escapan, que están fabricando todas sus bicis con aluminio o carbono. Haciendo frente a una tendencia que poco a poco entra en decadencia. Commençal ha ganado el mundial de descenso con su bici de aluminio frente a decenas de marcas apostando por el carbono.
También empezamos a ver como la vaca sagrada (Specialized) empieza a montar bicicletas de aluminio con componentes de gama alta. ¡Empieza el cambio!
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