BikePacking en Fuerteventura
Hacer BikePacking en Fuerteventura es perfecto para iniciarte en los viajes en bicicleta. Sobretodo si estás enamorado de esta “nueva modalidad” llamada Gravel Bike. Esta isla paradisiaca es conocida en medio mundo por sus playas de arena blanca, dunas y aguas cristalinas. También por su viento, un factor bastante importante durante los dos días y medio que duró nuestra aventura.
Salimos desde Gran Canaria, la isla vecina a las 00:45 AM para coger un barco que nos llevaría hasta Puerto del Rosario, capital majorera. Con “camarote privado” para nuestras bicicletas. Para pasar la noche navegando en la oscuridad hasta atracar a las 6:15 AM.
Una vez puesto el pie a tierra, comenzamos la ruta hacia el norte, dirección Corralejo. Con un bonito amanecer a nuestra derecha. Luces encendidas y disfrutando de la solitaria ruta a esas horas de la mañana. Un poco de viento en contra, que se hacía notar al llevar esas maletas extras, necesarias para llevar nuestros equipos de grabación, herramientas y ropa para el viaje.
Lo bueno del Bikepacking es que el ritmo lo va marcando el viaje. No hay prisa. Se puede saborear cada lugar del camino, pararte en cada playa o bar a tomarte un café. Visitar esos faros o lugares con encanto. Las veces que visitamos Fuerteventura para competir en el Fudenas quedaron atrás. Te das cuenta que ni recuerdas sitios por los que has pasado con los ojos casi en blanco luchando por arañar segundos al cronómetro en esta famosa maratón ciclista que se celebra año tras año. Fuerteventura de BikePacking, es otra Fuerteventura.
Continuamos nuestro camino al norte por la carretera que pasa junto a las Dunas de Corralejo, un paisaje espectacular que mezcla mar, dunas y surferos. La arena a veces invade la carretera. Parece mentira que esto sea Europa. Un espectáculo.
Corralejo es un pequeño pueblo turístico con mucho encanto. Se ve desde su costa Isla de Lobos y Lanzarote. Está tan cerca que algunos lo hacen incluso a nado. Ciertamente me encanta este pueblo. A pesar de estar medianamente masificado, ha conseguido conservar su encanto.
Después de un copioso re-desayuno (El primero fue en el barco a las 5:30 AM), continuamos nuestro viaje haciendo Bikepacking en Fuerteventura por las espectaculares pistas que nos llevan hasta el Cotillo. Varios Kilómetros de pista de grava que parecen estar diseñadas para ir en Gravel Bike. Desde este punto, el viento nos empujaba por detrás permitiéndonos avanzar a mayor velocidad. Disfrutando todavía más, si cabe, de los espectaculares paisajes desérticos que acaban en playas.
En la isla hay muchas pequeñas poblaciones pesqueras en medio de la nada, a las cuales solo puedes llegar por caminos de tierra. Lo cual hace que estén menos transitadas. Más auténticas.
Al haber tantos caminos off road nos podemos encontrar joyas sobre ruedas como esta.
Continuando el camino, llegamos hasta un pequeño faro muy visitado, perfecto para disfrutar de un merecido café para activarnos y continuar los casi 50km que nos quedan por recorrer.
El tiempo va pasando, y después de una copiosa comida en el pueblito de La Oliva, continuamos por parajes todavía más inhóspitos. A vista de pájaro lucían así de espectaculares.
Por suerte o por desgracia (Las cosas siempre pasan por algo), el hospedaje que teníamos reservado nos falló a última hora. Por lo que tuvimos que cambiar de plan y llegamos prácticamente de noche, con las luces encendidas a nuestro destino. La acogedora casa de una agradable señora. Los viajes son descubrimiento, también de nuevas gentes. En un pueblito en medio de la nada, cenamos una buena carne del país y disfrutamos una refrescante cerveza para recuperarnos cara al siguiente día.
A la mañana siguiente nos despertamos temprano. Queríamos llegar pronto a nuestro destino final. Bicis listas y empezamos a pedalear de nuevo, con los ánimos altos porque el viento seguía de cola y el día estaba completamente despejado.
La primera parte del segundo día transcurría por montañas mas oscuras. Igualmente solitarias, con algunas fincas al más puro estilo far west, con elementos metálicos reciclados en sus jardines de secano, que vete a saber tú qué es eso. Muy curioso, desde luego.
Llegamos incluso a pasar por el lago rosa… de Fuerteventura. Nunca había visto uno en directo. Me contó Alberto, que eso ocurre por unas bacterias que aparecen en lagos estancados donde hay mucho calor. Muy curioso.
Ya pasado el medio día, paramos a comer en un bar de carretera. Una vez más escuchábamos en silencio las conversaciones de los locales. Gente muy curiosa, desde luego. Algunos foráneos que llegaban a la isla majorera a trabajar por un tiempo se mezclaban con gente del pueblo. Dando lugar a conversaciones de lo más pintorescas.
Llegados a la costa este de Fuerteventura, se empezaban a suceder montañas de baja altura con zigzageantes subidas y bajadas que bajo un calor de justicia iban gastando nuestras energías y bidones de agua. Pero las vistas merecían la pena sin duda alguna.
En Costa Calma tocaba dar un paseo por la playa…en bici! Por suerte con la marea baja aquello se convertía en una experiencia inolvidable.
Aunque también es verdad que algo de arena blanda nos tocó capear. Y con bicicletas de 22kg contando con el equipaje…Cansa más de lo que parece.
Con calma fuimos haciendo kilómetros. A mi personalmente, me daba pena a medida que se acercaba el destino. Desde luego hacer Bikepacking en Fuerteventura es una experiencia muy recomendable. Parece una isla diseñada para bicis de tierra o motos trail. Esto es un paraíso!
Aunque no lo vamos a negar, después de casi 200km en bici, un bañito en la piscina y unas cuantas cervecitas están más que justificadas.
Espero que te haya gustado este foto relato del que ha sido el primer viaje de Bikepacking por la primera de las 8 islas Canarias.
Chela Clo, más que una marca. Una filosofía.